ACORAZADO “PELAYO” (1888-1924)
“Aunque nacido este buque en Francia, hace unos nueve años, puede considerarse hijo genuino de España; tanto intervino y discutió su construcción nuestra Marina. En el tiempo que lleva de existencia ha probado ser un barco excelente, respondiendo con absoluta precisión a las comisiones a que se le ha sujetado, sin acusar ninguno de los defectos que los ejercicios han descubierto en otros análogos de Armadas extranjeras. Últimamente, ha sufrido en sus calderas una ligera reforma. No está lejano el día en que, en lucha con una potencia extraña, nos demuestre su poder militar, del que la pundonorosa tripulación que lo ha de conducir al combate sacará sin duda ventajas con que de seguro no contaron sus constructores”.
Así comentaba una publicación de 1896 sobre la Armada española, con las génesis y las esperanzas puestas en este buque, entonces ya icónico para la opinión pública, al ser el primer acorazado de que dispuso la flota española.