Cuando estalló la guerra civil en España en julio de 1936, el parque de vehículos blindados en el Ejército español era sumamente reducido y heterogéneo, permaneciendo en servicio varios de los supervivientes de los blindados de Ingenieros que participaron en las campañas de Marruecos y poco más. El único blindado de ruedas presente en un número importante y de fabricación nacional era el denominado “Carro Blindado Bilbao Modelo 1932”, que servía tanto en el Ejército como, muy especialmente, en las fuerzas de orden público, donde era reglamentario.